JOSÉ SAMIT, EL PINTOR DE LA PREHISTORIA
Dibujando hallazgos
La curiosidad de conocer a un pintor que se inspira en recrear los inicios del arte, cuando éste se desarrollaba en cuevas y abrigos rocosos, nos conduce a su taller situado en la antigua vega setabense, salpicada de huertos y arrozales en el pasado, y hoy convertida en espacio residencial y nudo de comunicaciones en dirección al Genovés. José Samit Ramón nació en Xàtiva allá por el año de 1940. Sin ser arqueólogo, siguió la tradición de localizar yacimientos, iniciada por Fortunato Selgas, Gonzalo Viñes, o José Chocomeli, y acompañó a los directores del SIP-Servicio de Investigaciones Prehistóricas-, para dejar en los diarios de excavación, constancia de los vestigios encontrados. Y es que un buen arqueólogo, no suele ser buen dibujante ni pintor.
Recibió Samit su primera formación artística en los talleres de Paco Climent, de donde pasó a la escuela de Artesanos de Valencia. Ganó el Primer Premio Provincial de Grabado, y fue también Premio Nacional de pintura allá por el año de 1960. Asentado en Valencia, se ganó la vida como dibujante, delineante proyectista, grabador, acuarelista, pintor artístico y técnico de arqueología de la red de museos de la Diputación de València, lo que le llevó a trabajar con los mejores arqueólogos del S.I.P, como Fletcher, Pericot o Aparicio, entre otros.
Recreando el mundo rupestre
Fruto de aquella colaboración, Samit realizó innumerables calcos de pinturas rupestres y grabados de todo tipo de hallazgos en innumerables yacimientos, en las cuevas valencianas de: Bolomor, Malletes, Parpalló, Negra o Foradara, en las francesas de Lascaux, Cobarelles, o Niaux, o en los desiertos africanos del Tassili, en Libia, o del Tenere, en el Chad. Ha sido testigo y pintor de innumerables descubrimientos arqueológicos de asentamientos del Paleolítico, de poblados de la Edad del Bronce, ibéricos, romanos y árabes. Todo ello le inspiró su primera gran exposición, titulada Pinturas Rupestres, realizada en Valencia en 1969, con el patrocinio de la Diputación Provincial de Valencia.
Dos años más tarde, en 1971, fue requerido en la desaparecida galería Latín Cuarter, para volver a exponer una selección de las pinturas rupestres, a la que acudió, además. con otros temas de pintura histórica, surrealista y de fantasía, otra faceta que irá desarrollando el autor junto al tema religioso y paisajístico de personal interpretación, o de técnica hiperrealista. Fue seleccionado por aquellos años para ser incluido en los mejores catálogos de artistas valencianos contemporáneos, y de artistas originales que dejaban huella.
Samit, con aquellas exposiciones, sentó las bases de su biografía artística como pintor de arte rupestre en pleno siglo XXI, donde recreaba episodios del pasado homínido más remoto, de cuando los ancestros del Sapiens se dedicaban a la caza y recolección de alimentos. Fue el primero en recrear la vida de los Neardhentales en la Cova Negra hace 200.000 años, de inmortalizar la recolección de la miel en la Cova de l’Aranya, en Bicorp, de copiar los bisontes de Altamira, la caza de jabalíes del barranco de la Gasulla, en Ares del Maestre, o traernos de África, reproducciones de antílopes del desierto del Kalahari, o la representación de un mamut del yacimiento de Pech-Merle, en Francia.
El descubrimiento del Corral de Saus
A principios de los ochenta dejó de colaborar con el SIP, y regresó a Xàtiva, para trabajar como delineante proyectista. Se convertía en un pequeño empresario dedicado al diseño textil. Mientras seguía pintando, ahora trabajando temáticas religiosas, mitológicas o paisajistas, pero con un particular sello personal, como hace con la representación de la icónica imagen de la Patrona, o de las vistas de la ciudad, recreando episodios históricos o creando evocaciones surrealistas, de inspiración onírica. A finales de los 90, vuelven a ser requeridos sus servicios por el S.I.P, como técnico en arqueología, donde reanudó sus trabajos artísticos en el Servicio de Estudios Arqueológicos Valencianos, en excavaciones de la Cova Foradara de Oliva, del Parpalló, de Gandía, o Moseguellós, en Vallada. A principios del siglo XXI, fue portada en la prensa regional por el descubrimiento de un plomo ibérico con signos alfabéticos, en la Necrópolis del Corral de Saus, en Moixent.
El Corral de Saus fue una gran necrópolis ibérica localizada por Domingo Flecher, y en el que, en la campaña de excavación de 2001, José Samit localizó un plomo, metal muy habitual en el mundo ibérico, que tenía letras, hoy aún imposibles de interpretar, que el inmediatamente dibujó, para preservar de su desaparición. En 2011, como culminación a su vida pictórica, presentó en la casa de Cultura toda una síntesis biográfica de su obra, dedicada al fascinante mundo de la arqueología, numismática, y antropología, y a reunir su menos conocida obra religiosa, y fantástica. Recreó también con su particular visión, episodios históricos como la batalla de Almansa o el entierro del comte Urgell.
De las muchas facetas de su biografía pictórica, José Samit siempre guardará especial predilección por sus años de dibujante al servicio del SIP, y por el colorido de sus recreaciones del arte rupestre europeo, su gran aportación a la pequeña historia del arte valenciano.